En el año 1982, con apenas 17 años y sin recursos económicos, empezaba sus estudios de aviación aquel joven que desde niño había expresado a todos, su deseo de ser Piloto Aviador. En aquellos tiempos la industria de la aviación estaba reservada para unos pocos que podían costearla, para poder aplicar en un mercado aún más limitado, en cuanto a fuentes de trabajo y posibilidades de crecimiento.
Fue hasta el año 1996, catorce años después de haber iniciado sus estudios teóricos y tras haber acumulado en los últimos siete, un total de 225 horas de vuelo, que aquel muchacho convertido en adulto podía celebrar su graduación como Piloto Aviador Comercial.
No solo fue difícil haber tenido un bajísimo promedio de horas mensuales (menos de tres), sino que por lo lento del avance y la escasez de recursos didácticos tuvo que soportar la frustración de perder diferentes evaluaciones teóricas y en vuelo.
Si bien todos hemos escuchado aquello de que la necesidad es la madre de nuestra invención (Platón 427 A.C), necesitar algo es tener un propósito para ello.
Si hay algo que nos caracteriza a todos los Pilotos en el mundo aeronáutico, es esa imperiosa e irresistible necesidad de alcanzar las alturas a través del vuelo. Ese es el motor que nos hace superar los obstáculos y nos proyecta a alcanzar nuestras metas.
Aquel muchacho, cuyo rendimiento se encontraba por debajo del promedio, no solo cumplió gracias a Dios la consecución de su objetivo, sino que al día de hoy se cuentan por decenas los alumnos que han sido entrenados por él en tierra y en vuelo, alcanzando cada uno de ellos sus metas en los diferentes ámbitos de la aviación.
Desde sus puestos en Aerolíneas Comerciales o en Vuelos Ejecutivos, desde sus trabajos en Aviación Agrícola o como Oficiales en las Fuerzas Aéreas más respetables del mundo… todos estos ex-alumnos y ahora profesionales, pusieron manos a la obra para cumplir un propósito y llenar una necesidad.
Hoy soy yo, ahora con 53 años de edad, quien aún trabajo en este propósito de ayudar a otros a que puedan realizar este maravilloso sueño. Aún me emociono y lleno de orgullo, cada vez que me visita o escucho el testimonio de uno de mis alumnos, compartiendo sus éxitos.
Hoy escribo para recordarles que lo más importante en el mundo de la aviación es cada uno de ustedes.
¡En un mundo que clama abiertamente sobre la inmensa e incalculable necesidad de Pilotos, hay oportunidad!
¡Existe un sinfín de posibilidades para que alguien como usted, con coraje y dedicación, realice su sueño de ser Piloto Aviador!
¡Hasta la próxima amigos!
Cap. Jose A. Romero
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