En 1956, la empresa americana de aviación Cessna lanzó el avión ligero de entrenamiento 172 y más de seis décadas después todavía se sigue fabricando. Precisamente el avión que se usa en el entrenamiento inicial de Panamedia Escuela de Pilotos.
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¿A qué se debe su popularidad?
Este avión es un monoplano de ala alta, lo que quiere decir que las alas se sitúan por encima de la cabina. Algo que resulta especialmente útil para los estudiantes de aviación, pues disfrutan de una mejor visión del terreno y les facilita el aterrizaje. Cuenta con capacidad para cuatro personas y peso alrededor de 800 kg sin combustible y sin pasajeros. Posee un único motor que alcanza una velocidad máxima de 140 mph (226 km/h). Y, aunque podría llegar hasta los 185 mph (297 km/h), no está recomendado por la marca.
Por ejemplo, un Cessna 172P de 1981, con un tanque de 62 galones a plena capacidad, volando al 75% de potencia y a 8000 pies de altitud podría cubrir una distancia de 755 millas naúticas, 1.398 km, lo que equivale a un viaje desde Nueva York a Madison o desde Berlín hasta Belfast. Y si hay un diseño que puede presumir de ser el avión favorito del mundo, ese es sin duda el Cessna 172. Es cierto que desde 1956 ha experimentado algunos ajustes y mejoras, pero en esencia es muy parecido al que se fabricó por primera vez.
Se basó en el diseño del modelo anterior, el 170, y fue uno de varios prototipos que surgieron del auge de los aviones livianos en los años posteriores a la II Guerra Mundial. Muchas de las compañías que se habían dedicado a la fabricación de aviones militares durante el conflicto bélico pasaron a fabricar aviones civiles.
Desde sus comienzos, el Cessna 172 se convirtió en un básico de los entrenamientos de vuelo en las escuelas de aviación de todo el globo. Miles de pilotos realizaron sus primeros vuelos con él. Más que en cualquier otro avión. Y es que se trata de un avión con un diseño pensado para ofrecer una gran facilidad de manejo y para llevar acabo aterrizajes sin mucha dificultad. Puede realizar desde seis a diez aterrizajes en una hora, hora tras hora.
Es cierto que los aviones livianos no se actualizan con tanta frecuencia como ocurre con los coches, pero seis décadas es un tiempo considerable como para estar fabricando un avión que, en esencia, no hay tenido grandes cambios. La única vez en la que se ha parado su producción fue a finales de la década de los 80, cuando la legislación de Estados Unidos restringió la fabricación de los aviones livianos. El motor del Cessna es tan confiable como los motores de avión actuales.
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Su facilidad de uso y su confiabilidad ha llevado a este avión a realizar vuelos notables. Por ejemplo, en 1958 batió el récord del vuelo más largo sin aterrizaje. El récord anterior, conseguido en 1949, lo tenía un avión muy similar al Cessna, que se mantuvo en el aire durante 46 días. En esta nueva prueba, los pilotos tenían que mantenerse en el aire 7 semanas sin aterrizar ni una vez.
Se realizaron ciertas modificaciones y se desmontaron los asientos traseros para que hubiera espacio para un colchón. Mientras un piloto volaba el avión, el otro dormía. Pero además, hubo que instalar un pequeño lavabo para que pudieran asearse.
Fuente: Panamedia
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