STOL (Short Take-Off and Landing, «despegues y aterrizajes cortos») es el concepto usado en aviación para referirse a capacidades especiales de los aviones, gracias al aprovechamiento directo de las leyes de la inercia.

Las capacidades para un despegue y aterrizaje cortos se caracterizan por un vuelo lento, el peso del aparato y la potencia disponible. Los aviones con mayor empuje por peso serán capaces de tomar tierra a velocidades más bajas, dejando menos inercia que disipar durante el aterrizaje. Cuanto más ligero es un avión, más fácil es frenarlo, y cuanto más potente es, más fácil será acelerarlo a su mínima velocidad de vuelo.
La generación de la sustentación es en función de la superficie alar (tanto ala como estabilizador horizontal) y de los dispositivos hipersustentadores. La mínima velocidad requerida para mantener el vuelo (velocidad de entrada en pérdida) depende del máximo ángulo de ataque del ala del aparato y la densidad del aire.

Si el único criterio es el aterrizaje corto o despegue corto, los objetivos a lograr son una alta eficiencia aerodinámica (sustentación/resistencia) y alta eficiencia propulsiva (empuje/peso).
Algunos aviones comerciales que actualmente se siguen produciendo con modo stol son:
Cessna 208 Caravan
Pilatus PC-6 Porter
DHC 6 400
ATR 42-600
Let L-410 Turbolet
Antonov An-2
Antonov An-28
Antonov An-72